LAS CUATRO FASES DEL
ESCRITOR
(Jorge
Luis Borges)
Cuatro momentos son quizá
distinguibles en la evolución de los escritores.
En
el primero el escritor, aún indiferenciado, es casi cualquier hombre; su voz,
menos individual que genérica, es la de todos. En el segundo el escritor ha
elegido un maestro; lo confunde con la literatura y minuciosamente lo copia,
porque entiende que apartarse de él en un punto es apartarse de la ortodoxia y
de la razón. En el tercero, que no todos alcanzan, el escritor se encuentra
consigo mismo, como en ciertas ficciones orientales, célticas o germánicas.
Encuentra su cara, su voz.
Hay
un cuarto momento que yo no he alcanzado, que muy pocos alcanzan. En el primero,
lo repito, el escritor es todos; en el segundo, es otro; en el tercero, es él;
en el cuarto, es otra vez todos, pero con plenitud. Así los buenos versos de
Shakespeare son manifiestamente de Shakespeare, pero los mejores, los eternos,
ya no son de él. Tienen la virtud de parecer de cualquier hombre, de cualquier
país. Digo lo mismo de este verso de Wally Zenner, “Morir de ti, espléndida y
desnuda...”, que ya no es sólo de ella sino de todas las enamoradas que fueron,
que son, que serán.
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