DECÁLOGO PARA ESCRITORES DE JANE FITCH
Hace
tiempo el editor de Santa Mónica Review, Jum Krusoe, rechazó uno de mis
trabajos con una nota que decía: “Una historia bastante buena pero, ¿qué hay de
único en tus frases?”. Ése fue el mejor consejo de escritura que me han dado
jamás. Aprende a mirar a tus frases, juega con ellas, asegúrate de que son
musicales, de que tienen montones de curvas y esquinas sonoras.
Lee tu
trabajo en voz alta. Lee poesía en voz alta y trata de aumentar en todos los
sentidos tu sensibilidad al sonido, el ritmo y la forma de las frases. La
música de las palabras. Me gusta Ballad of the Long-Legged Bait, de Dylan
Thomas para esto. También me gustan Sexton, Eliot y Brodsky como poetas y
Durrel o Les Plesko como prosistas. Un ejercicio magnífico es coger el párrafo de
algún autor con un estilo muy fuerte y usar su estructura, sustituir tus
propias palabras por las suyas y ver cómo alcanzan sus efectos.
2. Elige
un verbo mejor
La
mayor parte de la gente usa veinte verbos para describir todo, desde una
carrera en las medias hasta la explosión de la bomba atómica. Ya sabes a qué
verbos me refiero: fue, hizo, tuvo, miró… La talla única no funciona aquí.
Hazte a ti mismo un traje a medida. Elige verbos mejores. Desafía a todos esos
verbos a que realmente encajen contigo.
3. Acaba
con el cliché
Cuando
estás escribiendo, cualquier cosa que hayas visto u oído antes es un cliché.
Puede tratarse de una combinación de palabras, como sudor frío o un
camión de bomberos rojo; frases como de la misma manera, en
igualdad de condiciones; o metáforas del tipo grande como una casa o tan
silencioso que podía oírse caer un alfiler.
A
veces las cosas en sí mismas son clichés: un flamenco rosa adornando el jardín,
un cabello largo y rubio… Pregúntate a ti mismo, “Con honestidad, ¿he visto
esto antes?” Incluso si Shakespeare o Virginia Woolf lo escribieron puede
ser un cliché. Tú eres un escritor y tí tienes que inventarlo, por ti mismo.
Eso es por lo que escribir requiere un montón de trabajo y una honestidad
inquebrantable.
4. La
clave es la variedad
La
mayor parte de la gente escribe la misma frase una y otra vez. El mismo número
de palabras por frase, 8-10, o 10-12. Intenta ser más elástico. Si generalmente
escribes 8 palabras, introduce una frase de 10 en medio y varias más cortas de
3. Si generalmente eres un escritor de 20 palabras, asegúrate de introducir en
medio algunas de tres, cinco y siete, para evitar que el lector se vuelva
bizco.
5. Usa
oraciones subordinadas
Las
oraciones subordinadas te ayudan a explorar tu historia moviéndote más
profundamente en la frase. Te permite parar y pensar en serio sobre lo que has
escrito ya. Con frecuencia, la historia que buscas está dentro de la frase. La
oración subordinada te ayuda a descubrirla.
6. Usa
el paisaje
Dinos
siempre dónde estamos. Y no se trata solamente de decirnos dónde está algo,
sino de usar la descripción del paisaje para ayudarte a establecer el tono
emocional de la escena. Toma notas de cómo otros autores establecen el estado
de ánimo y anticipan eventos describiendo el mundo alrededor del personaje.
Mira los comienzos de historia de Fitzgerald y Graham Greene, ellos son
geniales en esto.
7. Haz a
tu protagonista más listo
Tu
protagonista es el portal que acerca al lector a tu historia. Cuanto más
observador sea él o ella, más vívido será el mundo que estás creando. Esto no
significa que tengan que ser súper educados, basta con que sean activos
mentalmente. Que miren, piensen, se pregunten cosas, recuerden.
8.
Aprende a escribir diálogos
Esto
requiere más de lo que puedo extenderme aquí, pero hazlo. Lee a los grandes
escritores de diálogos en prosa, como Robert Stone y Joan Didion. La
comprensión diciendo lo menos posible, haciendo que todo esconda mucho más de
lo que en realidad se dice. Conflicto. El diálogo es parte de un mundo en
movimiento, no sólo voces en una habitación oscura. Nunca digas lo obvio.
Sáltate las presentaciones y saludos.
9.
Escribe en escenas
¿Qué
es una escena? a) Una escena empieza y termina en el mismo lugar y el mismo
tiempo (las unidades aristotélicas de tiempo y lugar, esto viene de
muuuuuuuuyyyyyy atrás en el tiempo). b) Una escena empieza en un lugar
emocional y termina en otro. Empieza enfadado, termina avergonzado. Inicia
enfermo de amor, termina disgustado. c) Algo ocurre en una escena que lleva al
personaje a la imposibilidad de volver atrás, a cómo eran las cosas antes.
Asegúrate de que terminas una escena antes de comenzar la siguiente. Haz que
ocurra algo.
10.
Tortura a tu protagonista
El
escritor es al mismo tiempo un sádico y un masoquista. Creamos gente que amamos
y luego la torturamos. Cuanto más los queremos y más hábilmente los torturamos
a lo largo de las líneas a través de sus mayores vulnerabilidades y miedos,
mejor es la historia. A veces intentamos protegerlos de monstruos demasiado
granes. No lo hagas. Es tu protagonista, no tu hijo.
Fuente: Los Angeles Times Books
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