Tres
hombres solos
Miguel
Castillo Fuentes
1
Mamá
está en la televisión. Papá en la cocina preparando maíz pira en el microondas.
En unos minutos el resumen de La isla del tesoro terminará y
comenzará de inmediato el programa de hoy. Es por eso que papá está haciendo
palomitas. Arriba, en su habitación, mi hermano espera a que yo grite para
bajar a ver el programa. Antes de hacerlo espero a que llegue papá con un vaso
de gaseosa con hielo para mí. Cuando bebo el primer sorbo, La isla del
tesoro comienza y yo grito y mi hermano baja corriendo por las
escaleras.
2
El
fin de semana pasado empujó a un tipo en plena competencia. Gracias a eso no
perdió; le decían El Paisa y cayó en un charco de algo que parecía petróleo.
Mamá hizo equilibrio sobre el falso petróleo sin problemas. Mientras celebraba
pude ver detrás de ella el mar salpicado por un atardecer de color rojo. Papá
celebró la jugada sucia de mamá como si hubiera visto un gol de la selección
Colombia en la final del mundo. Mi hermano, en cambio, permaneció callado. No
aplaudió cuando el tipo cayó y tampoco lo hizo cuando mamá dejó de gritar y nos
dedicó el triunfo a nosotros, sus hijos, a través de la pantalla del tv.
3
Cuando
mamá se fue y apareció por primera vez en televisión, decidí no volver a la
escuela. Papá me despertó y dejó el desayuno sobre la cocina. Esperaba que
comiéramos y luego camináramos directo a la escuela, orgullosos de mamá. Fueron
los pitidos en el televisor cada vez que abría la boca. Parecía que la mitad de
las palabras que decía eran insultos y eso me avergonzaba. No quería que mamá
estuviera en la tv, diciendo malas palabras una y otra vez. Era como un grillo
gigante que aparecía y gritaba a su lado. En la cama recordé el programa y
prometí que no volvería a la escuela; los profesores se reirían en los pasillos
y en los baños escucharía chistes sobre mí. Por eso no volví. En cambio, mi
hermano sí comió y salió al colegio como si la mujer del programa de la noche
no fuera mamá. La primera vez que decidí no salir me miró desde la puerta y
sólo dijo que me hiciera el enfermo. Así que eso hice.
4
Algunos
amigos me han llamado varias veces, siempre preguntando lo que se siente tener
hepatitis. Imagino que fue mi hermano quien les dijo eso a las profesoras y
ellas, como cotorras que son, lo habrán repetido en clases. También me dicen
que cada noche ven a mamá en televisión y hacen fuerza por ella. A veces les
creo, pero la mayoría del tiempo no lo hago. Es mejor así. Mi papá no dice si
está orgulloso o no, aunque si alguien me preguntara diría que sí lo está. Lo
habitual en casa era ver a mamá en la cocina mientras papá veía repeticiones de
fútbol en la sala. Ahora papá cocina y los partidos de fútbol fueron
reemplazados por las imágenes de mamá en La isla del tesoro. Para
ser sincero, nunca antes los había visto tan juntos; ella en la pantalla y él
abrazando al televisor, esperando abrazarla sin importar los miles de
kilómetros que los separan.
5
Hace
unos días papá regresó a casa en la mañana y me encontró en la cocina,
desayunando Zucaritas en leche. Olvidó su maletín y al regresar por él encontró
a su hijo menor en piyama. Debía estar en la escuela, sentado en el pupitre y
mirando al tablero, no en la cocina de la casa desayunando tarde como solía
hacer mamá cuando no había nadie. Sin embargo, y a pesar de que esperaba un
grito para mí y una amenaza peligrosa contra mi hermano por no llevarme a la
escuela, lo único que dijo papá fue que debía vestirme para la noche, cuando
empezara el programa.
6
Ayer
ocho concursantes, incluyendo a mamá, se balancearon en ocho cuerdas que
colgaban, según la presentadora de La isla del tesoro, a veinte
metros de altura de una playa hermosamente blanca. Quien soportara la mayor
cantidad de tiempo arriba, colgado como un simio de peluche con abracaderas,
obtendría “el parche del pirata” que lo salvaría de la próxima eliminación.
Después de casi una hora allí arriba, tres participantes seguían balanceándose
a veinte metros de altura. Después de otros veinte minutos mamá ganó. Por
alguna razón papá no saltó, como yo esperaba que hiciera.
7
Algo
ha empezado a suceder alrededor de mamá y he sido el último en comprenderlo.
Los tres estábamos en el sofá, viendo La isla del tesoro, pero yo
estaba concentrado en la playa. Solamente cuando oí los gemidos de papá quité
los ojos de la arena y el mar, y volví a mirar el cuadro entero del televisor:
ella era rodeada por dos brazos musculosos y no se resistía. Lo más curioso fue
cuando miré al sofá, donde mi papá lloraba y mi hermano abría la boca tan
grande como una rosquilla. La pantalla del televisor mostró la mirada entre
mamá y Brazos musculosos, y papá presionó el botón de Off en el control remoto.
8
Ahora
parece que papá y mi hermano son un equipo. En La isla del tesoro ha
desaparecido el número suficiente de participantes como para que cada uno de
los que están allí compita ahora por su propio bienestar, decididos por
completo a retener el parche del pirata para llegar a salvo al
siguiente fin de semana. Sin embargo, fuera del set natural del canal de
televisión existe un equipo conformado por un padre calvo y su hijo mayor. Cada
noche se agarran de las manos y oran por ver la derrota del novio de mamá.
Trato de ignorarlos a ellos y a mamá también; cuando las cámaras la enfocan
junto a Brazos musculosos busco la palmera más próxima dentro del televisor, me
siento bajo su sombra y veo los trazos azulados de las olas interrumpidos
solamente por la espuma que salpica el aire.
9
Me
alegro de no haber vuelto a la escuela. En el programa de la mañana hablaron
del romance entre mamá y Brazos musculosos. Ahora ella es el chisme de moda de
la televisión, como si siempre hubiese sido una mujer famosa y nunca nuestra
mamá. Papá está destrozado, siempre sentado en el sofá con la mirada perdida en
algún punto del televisor. Sin embargo no es el único que sufre. También mi
hermano lo pasa mal, eso lo sé así no lo diga. La verdad es que son muy pocas
las veces que hablamos. Siempre está callado, como concentrado en una persona
que nadie más puede ver. Yo no necesito oírlo para saber lo que dice en su
cabeza. Es obvio que se burlan de él en el colegio. Ahora no sólo es un pitido
de grillo cada vez que abre la boca —cosa que él soportó—, sino que también es
la mujer que se besa con un tipo de dos metros que no es su esposo. Cuando
llega a casa arroja el maletín al suelo y sube las escaleras corriendo. La
puerta de su cuarto se oye en toda la casa y no vuelve a salir hasta que grito
para avisarle que el programa ha empezado.
10
Después
de la competencia del barco, donde debían esquivar barriles de ron para luego
subir por una cuerda, en busca de una bandera pirata enredada en ella misma por
culpa del aire, papá dejó de ir a trabajar. Brazos musculosos llegó hasta la
calavera y mamá, proyectada en millones de televisores en el país, aplaudió y
celebró el triunfo de su novio; papá apagó el televisor y dijo que nos fuéramos
a la cama. Al día siguiente me desperté y ya el sol estaba en la casa,
colándose por las persianas de mi cuarto. Aunque no voy a la escuela desde que
comenzó La isla del tesoro, igual papá me ha despertado cada mañana
para que me duche, vista y aliste mi morral. Esta vez no fue así. Caminé hasta
el cuarto de mi hermano y ahí estaba, dormido aún. Abajo, en el sofá, papá
también dormía. Tenía recogidas las piernas como la gente que duerme en la
calle. El televisor estaba apagado y por eso en la pantalla se veía a papá
reflejado en tamaño pequeño. Viéndolo en el televisor parecía un nuevo programa
donde muestran su vida sin mamá.
11
Mi
hermano dejó de ir al colegio al mismo tiempo que papá dejó de ir a trabajar.
Entonces empezamos los tres a reunirnos por la mañana alrededor del sofá y el
televisor. Cualquiera presiona el botón de encendido y buscamos en el canal
de La isla del tesoro a mamá, así fue como la vimos en la
playa besarse apasionadamente con Brazos musculosos. Papá escondió su rostro
entre sus manos y creo que volvió a llorar. Mi hermano se acercó y lo abrazó,
pero papá no se dio cuenta. Yo, en cambio, seguí mirando el video de mamá con
su nuevo novio, sólo que los borré a los dos y me puse en su lugar, con medio
cuerpo dentro del agua y mirando la línea azul del mar a lo ancho del mundo.
12
Parecemos
anfitriones del show de Barney. En lo único en que nos diferenciamos es que
ninguno de nosotros hace bromas; vestimos todo el día con piyamas y saludamos
únicamente al televisor. Mamá aparece en la noche, junto a los cuatro
concursantes que sobreviven, y mi hermano y yo automáticamente le pedimos la
bendición. Papá dice otra cosa, la cual no logro entender. Es noche de
eliminación y mamá tiene el parche del pirata sobre el ojo
izquierdo. Creo que es por eso que papá ha dejado de cocinar. Ahora pide
hamburguesas, arroz chino y pizza. En el momento de la eliminación, donde el
participante expulsado debe saltar desde un trampolín al mar, papá y mi hermano
se agarran de las manos. Ambos han llamado sin parar a La isla del
tesoro durante los últimos tres días. Creen que han hecho la cantidad
de llamadas suficientes para que Brazos musculosos desaparezca de la isla y de
la vida de mamá. Sin embargo quien sale es el costeño que quería ganar para
pagar las cirugías plásticas de su esposa. Los tres vemos cómo el hombre salta
y desaparece en un círculo de burbujas.
13
Ayer
mi hermano cortó el cable del teléfono. Después de que dejamos de salir, el
repiqueteo de llamadas que nadie quería contestar fue inevitable. A veces eran
mis amigos que insistían en saber si seguía enfermo; a veces llamaban de la
oficina de papá y él nos ordenaba que dijéramos que no estaba. Cuando lo
hacíamos nos preguntaban en dónde podían encontrarlo y nosotros, como no
conocíamos otra respuesta, contestábamos que en el trabajo; cuando no era para
mí o para papá, las llamadas buscaban a mi hermano. No eran amigos porque
realmente mi hermano no los tiene. Eran profesores del colegio preocupados por
la salud del único alumno inteligente de la clase. Cuando sospechábamos quién
podía ser nos mirábamos y decidíamos quién contestaba y mentía. El problema
llegó cuando fueron las llamadas de la prensa las que empezaron a sonar una y
otra vez en la casa. Ninguno sabía qué responder cuando preguntaban por mamá y
papá. En una de esas llamadas mi hermano agarró el cuchillo de la cocina y
cortó el cable de conexión, dejando en la casa el fantasma de un teléfono que
retumbó por un segundo o dos.
14
Mamá
está en la parte final de La isla del tesoro. Compite contra Brazos
musculosos. Los dos han sobrevivido a todas las pruebas de eliminación y
parecen felices, como si no importara cuál de los dos gane. Veo el barco donde
graban ladearse en la pantalla del televisor. En la última prueba deben subir
por una malla hasta una canasta, en la parte más alta del barco. Cada tanto
unas gaviotas entrenadas por el canal la atacan a ella y a su novio. Cuando eso
pasa los pitidos del grillo gigante interrumpen su voz y Brazos musculosos
intenta golpear a las aves. Recuerdo el día en que mamá se fue. Estaba contenta
porque sería la envidia del barrio. Una camioneta del canal de televisión la
recogería en la casa y la llevaría hasta el aeropuerto, donde viajaría por
primera vez en avión. Nos despedimos de ella antes de que subiera al carro; a
papá le dio un beso y él le dijo que no se asustara cuando el avión despegara.
“Es como un ascensor, pero más rápido”, fue lo último que le dijo antes de que
ella partiera.
15
El
primero en llegar a la canasta, y por lo tanto el ganador indiscutible del
reality, es Brazos musculosos. Cuando mamá lo alcanza en la cima él la alza
hasta tenerla a su lado. Rodeados de un cielo salpicado de gaviotas, ellos dos
se besan. Atrás de ellos, y sin importar que las gaviotas sigan ahí, fuegos
artificiales estallan en luces que se reflejan en el mar. Veo a papá y llora
desconsoladamente. Cuando estaba aquí era ella la que lloraba. Papá solía
desaparecer por días y cuando eso sucedía ella dejaba de hablar y reír. Papá la
ignoraba y ella nos buscaba para abrazarnos y llorar. La presentadora de La
isla del tesoro le pregunta a Brazos musculosos lo que va hacer con
tanto dinero. Conoceremos el mundo, es lo que afirma a la vez que rodea a mamá
con su cuerpo. Una tarde, y después de que mamá y papá se gritaron, me dijo que
tan pronto tuviera la oportunidad se iría lejos, donde no pudiéramos
encontrarla nunca. La agarré del vestido y le rogué que me llevara con ella. Me
miró un segundo y no dijo nada, sólo se fue caminando a la cocina. Esa tarde
estábamos solos los dos. Papá salió insultando y cerrando la puerta de un
golpe, y mi hermano esos días estaba en la casa de los abuelos. A nadie le
conté lo que dijo pero creo que ya no es necesario ocultarlo. Los créditos
de La isla del tesoro descienden a través de un mar de fondo.
Imagino a mamá cruzando el océano en un yate blanco. Brazos musculosos está a
su lado y conduce el yate como si supiera a dónde ir. Estoy en la punta del
barco, mirando hacia abajo, donde el mar es partido en dos por el yate. Vuelvo
al sofá, donde papá está envuelto entre sus piernas y brazos, y me preguntó qué
diría ella si volviera y viera el desorden que es ahora la casa. A mi lado está
mi hermano y por primera vez en mi vida lo veo llorar. Siento lástima por él y
por eso intento llorar también. Intento unirme a los dos en la despedida de
mamá. Lo intento varias veces, pero no puedo. Ya les pasará, me digo a mí
mismo. Guardo silencio y espero a que se detengan. Cuando por fin se callan
miro la hora y casi es de día. Los dos duermen abrazados y yo subo las
escaleras hasta mi cuarto. Una vez en la cama pienso que será difícil, pero
podremos estar sin ella. Cierro los ojos y sueño que nado hasta llegar a una
playa donde mamá me espera sonriendo.
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