ULISES A TELÉMACO
Joseph
Brodsky
Querido Telémaco:
La guerra de Troya
ha terminado. No recuerdo quién fue el
vencedor.
Seguro que los griegos: son los únicos
que dejarían tantos muertos en tan
lejanas tierras…
Pero el camino de regreso a casa
ha resultado demasiado largo,
como si Poseidón, mientras nosotros
perdíamos el tiempo,
se hubiera dedicado a ensanchar el
espacio.
No sé ni dónde estoy ni qué tengo
delante.
Diríase una isla llena de mugre:
matojos, edificios y cerdos gruñidores;
un jardín descuidado, una reina,
praderas y peñascos… Mi querido
Telémaco:
todas las islas se parecen
después de tanta errancía, y el cerebro
ya confunde la cuenta de las olas,
y lloran los ojos ante el exceso de
horizonte,
y obstruye los oídos la carne de las
aguas.
No recuerdo ahora mismo el desenlace de
la guerra,
ni cuántos años tienes, mi querido
Telémaco.
Has de crecer en edad y en vigor.
Sólo los dioses saben si algún día
volveremos a vernos. Ya no eres aquel
niño
que me vio contener los bueyes en su
empuje.
La argucia de Palamedes impidió que
viviéramos juntos,
pero tal vez sea mejor así: en mi
ausencia
libre quedas, Telémaco, de pasiones
edípicas
y sueñas sueños impecables.
Pintura: «El Reencuentro de Odiseo y
Telémaco» de Henri-Lucien Doucet (1856-1895). Pintura que recoge el reencuentro
entre Odiseo y su hijo Telémaco narrado en el CantoXVI de la Odisea. También
observamos en dicho cuadro el papel de diosa protectora de Atenea con respecto
a estos personajes mitológicos.
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