miércoles, 20 de mayo de 2020

THOREAU SEGÚN THOREAU


THOREAU SEGÚN THOREAU


Yo no soy tú y tú no eres yo.
Diarios, 10 de octubre de 1851

Mi profesión consiste en estar siempre alerta para encontrar lo divino en la naturaleza; conocer los lugares por los que acostumbra a merodear. Asistir como espectador a todos los oratorios, a todas las óperas salvajes.

Diarios, 7 de septiembre de 1851

Al irme a la laguna de Walden, mi intención no era vivir allí de forma barata, tampoco con lujos, sino sacar adelante algunos negocios minimizando las dificultades; verme impedido para llevarlos a cabo por falta de un poco de sentido común, espíritu emprendedor y talento comercial no parecía tan triste como estúpido.

Walden

Mi mayor habilidad ha sido la de no aspirar más que a poco.

Diarios, 19 de julio de 1851

No puedo deciros lo que soy, más allá de un rayo de sol. Lo que soy, lo soy, y no lo digo. Ser es la mejor forma de explicarse.

Diarios, 26 de febrero de 1841

He de confesar que no hay nada que me resulte más ajeno que mi propio cuerpo. Siento más afecto por casi cualquier fragmento de la naturaleza.

Diarios, 21 de febrero de 1842

No vine a este mundo para convertirlo en un buen lugar donde vivir, sino para vivir en él, sea bueno o malo.

«Desobediencia civil»

De vez en cuando, contemplo la tierra prometida, pero no siento que esté viajando hacia ella.

Diarios, después del 29 de julio de 1850

Mi naturaleza es la de la piedra. Hace falta el sol del verano para calentarla.

Diarios, 21 de diciembre de 1850

Me resulta imposible sentir interés por lo que en general interesa a los hombres. Sus cuitas y predilecciones me parecen frívolos. Cuando más soy yo mismo y cuando veo con más claridad, los hombres son lo que menos percibo.

Diarios, 24 de abril de 1852

A quienes piensen que soy jactancioso, que me considero superior a los demás y que me pavoneo por encima de sus cabezas, les diré que podría contarles una historia igual de lamentable sobre mí que sobre ellos. Si mi ánimo se prestara a ello, podría animarles con una nutrida lista de fracasos y fluir tan humildemente como los mismísimos desagües. Podría enumerar una lista de los crímenes más nauseabundos que jamás se hayan conocido.

Diarios, 10 de febrero de 1852

Yo no nací para ser sometido. Seguiré mi propio camino.
 «Desobediencia civil»

Vosotros tendréis vuestros asuntos y yo tendré los míos. Vosotros pasaréis la tarde preparando el fogón de vuestro vecino y os pagarán por ello; yo la pasaré recogiendo las pocas bayas de Vaccinium oxycoccus que produce aquí la naturaleza, antes de que sea demasiado tarde, y también se me pagará por ello después, de otra manera. Siempre he cosechado unos beneficios inesperados e incalculables por llevar a cabo, aun tardíamente, toda pequeña empresa que mi genio me sugiriera como algo que hacer, algún paso que dar, aunque fuera corto, para apartarme del rumbo habitual…

Diarios, 30 de agosto de 1856

Fui a los bosques porque quería vivir deliberadamente, enfrentándome sólo a los hechos esenciales de la vida, y ver si podía aprender lo que la vida tenía que enseñar, no fuera que cuando estuviera por morir descubriera que no había vivido. No quería vivir nada que no fuera la vida, pues vivir es algo muy valioso, ni tampoco practicar la resignación, a no ser que fuera absolutamente necesario.

Walden

Creo que está en mis manos alzarme a mí mismo en este preciso instante sobre el nivel más común de mi existencia.

Cartas a un buscador de sí mismo, 10 de abril de 1853

Aquí estoy, con treinta y cuatro años, y, sin embargo, mi vida apenas ha comenzado a desarrollarse. ¡Cuánto alberga su germen! Hay una distancia tan grande entre mi ideal y la realidad, en muchos aspectos, que podría decir que aún no he nacido.

Diarios, 19 de julio de 1851

No he prestado ningún juramento. No tengo un esquema para entender la sociedad, la naturaleza o Dios. Soy, simplemente, lo que soy, o comienzo a serlo.

Cartas a un buscador de sí mismo, 27 de marzo de 1848

Creo en el bosque, en la pradera y en la noche en la que crece el grano.

«Caminar»

Confío en que se dé cuenta de lo exagerado que soy, que exagero las cosas cada vez que tengo oportunidad de hacerlo, que apilo el Pelión sobre el Ossa para alcanzar así el cielo. No espere de mi parte una verdad trivial, a menos que me encuentre en el estrado de los testigos. Soy tan incapaz de mentir como usted de gobernar un coche de cuatro caballos.

Cartas a un buscador de sí mismo, 10 de abril de 1853

Un joven conocido mío, que ha heredado varios acres, me confesó que pensaba que él también debería vivir como yo lo hago, y que lo haría si tuviera medios para ello. No quisiera en forma alguna que nadie adoptara mi modo de vivir, pues, más allá de que antes de que aquél lo haya aprendido bien yo puedo haber encontrado ya otro distinto, prefiero que en el mundo existan tantas personas diferentes como sea posible, y que cada una se ocupe de encontrar y proseguir su propio camino y no el de su padre, su madre o su vecino.

Walden

Ansío vivir siempre de manera que obtenga mi satisfacción e inspiración de los acontecimientos más comunes, de los fenómenos cotidianos, de forma que lo que mis sentidos perciben hora a hora, mi paseo diario, la conversación de mis vecinos puedan inspirarme y yo pueda soñar con un cielo que no sea más que el que se extiende a mi alrededor.

Diarios, 11 de marzo de 1856

Sólo me conozco a mí mismo como entidad humana (el escenario, por así decirlo, de pensamientos y afectos) y sé que existe una cierta dualidad en virtud de la cual me mantengo tan alejado de mí mismo como de cualquier otra persona. Por muy intensa que sea mi experiencia, soy consciente de la presencia y crítica de una parte de mí como si no fuera parte de mí, sino un espectador que no estuviera compartiendo la experiencia sino tomando nota de ella, y eso no es más yo de lo que sois vosotros.

Diarios, 8 de agosto de 1852

Siento que mi vida es muy sencilla y mis placeres, muy baratos. Alegría y pena, éxito y fracaso, grandeza y mezquindad y, de hecho, la mayoría de las palabras de la lengua inglesa no significan para mí lo mismo que para mis vecinos.

Diarios, 18 de octubre de 1856

Durante muchos años fui, por propio nombramiento, inspector de tormentas de nieve y lluvia, y cumplí fielmente con mi deber, aunque jamás recibí un centavo por ello.

Diarios, después del 22 de febrero de 1846

Estoy tan unido a mi forma de pasar el día (necesito unos márgenes de ocio tan amplios y un guardarropa de prendas viejas tan completo), que no estoy bien preparado para salir afuera. A veces resulta agradable quedarse en casa, sentado todo el día sobre un único huevo, en tu propio nido, aunque al final pueda resultar ser un huevo de mentira.

Carta a Daniel Ricketson, 27 de septiembre de 1855

Doy muchísimos paseos, en todas las direcciones que marca la brújula, y conmigo siempre es temporada de cosecha. Voy siempre recolectando los frutos de estos bosques, campos y aguas, y no me cruzo con nadie ni nadie se interpone en mi camino. Mi cosecha no es su cosecha. Hoy los veo recogiendo sus judías y su maíz, y para mí son un espectáculo, pero pronto quedan fuera de mi vista. Yo no voy a recoger judías y maíz. ¿Creen que no hay más frutos que ésos? Yo soy un cosechador, no voy recogiendo lo que queda atrás después de la siega.

Diarios, 14 de octubre de 1857

Cómo vivir, ¡cómo obtener el máximo de vida!, como si tuvieras que enseñar al joven cazador a atrapar a su presa. Cómo extraer la miel de la flor del mundo. A eso me dedico todos los días. Me afano en ello como una abeja. Deambulo por los campos con esa misión y nunca me siento tan feliz como cuando me noto cargado de miel y cera. Soy como una abeja que pasa todo el santo día buscando los dulzores de la naturaleza.

Diarios, 7 de septiembre de 1851

Me gusta que mi vida tenga un amplio margen.

Walden

Me siento dichoso. Me encanta mi vida.

Diarios, 1 de noviembre de 1851

Mi vida forma parte del infinito.

Diarios, 15 de marzo de 1852

Tomado de: «Todo lo bueno es libre y salvaje» Henry David Thoreau.

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