THOREAU
SEGÚN THOREAU
Yo no soy tú y tú no eres yo.
Diarios,
10 de octubre de 1851
Mi profesión consiste en estar siempre alerta para encontrar lo
divino en la naturaleza; conocer los lugares por los que acostumbra a merodear.
Asistir como espectador a todos los oratorios, a todas las óperas salvajes.
Diarios,
7 de septiembre de 1851
Al irme a la laguna de Walden, mi intención no era vivir allí
de forma barata, tampoco con lujos, sino sacar adelante algunos negocios
minimizando las dificultades; verme impedido para llevarlos a cabo por falta de
un poco de sentido común, espíritu emprendedor y talento comercial no parecía
tan triste como estúpido.
Walden
Mi mayor habilidad ha sido la de no aspirar más que a poco.
Diarios,
19 de julio de 1851
No puedo deciros lo que soy, más allá de un rayo de sol. Lo
que soy, lo soy, y no lo digo. Ser es la mejor forma de explicarse.
Diarios,
26 de febrero de 1841
He de confesar que no hay nada que me resulte más ajeno que mi
propio cuerpo. Siento más afecto por casi cualquier fragmento de la naturaleza.
Diarios,
21 de febrero de 1842
No vine a este mundo para convertirlo en un buen lugar donde
vivir, sino para vivir en él, sea bueno o malo.
«Desobediencia civil»
De vez en cuando, contemplo la tierra prometida, pero no
siento que esté viajando hacia ella.
Diarios, después del 29 de julio de 1850
Mi naturaleza es la de la piedra. Hace falta el sol del verano
para calentarla.
Diarios,
21 de diciembre de 1850
Me resulta imposible sentir interés por lo que en general interesa
a los hombres. Sus cuitas y predilecciones me parecen frívolos. Cuando más soy
yo mismo y cuando veo con más claridad, los hombres son lo que menos percibo.
Diarios,
24 de abril de 1852
A quienes piensen que soy jactancioso, que me considero superior
a los demás y que me pavoneo por encima de sus cabezas, les diré que podría
contarles una historia igual de lamentable sobre mí que sobre ellos. Si mi
ánimo se prestara a ello, podría animarles con una nutrida lista de fracasos y
fluir tan humildemente como los mismísimos desagües. Podría enumerar una lista
de los crímenes más nauseabundos que jamás se hayan conocido.
Diarios,
10 de febrero de 1852
Yo no nací para ser sometido. Seguiré mi propio camino.
«Desobediencia civil»
Vosotros tendréis vuestros asuntos y yo tendré los míos.
Vosotros pasaréis la tarde preparando el fogón de vuestro vecino y os pagarán
por ello; yo la pasaré recogiendo las pocas bayas de Vaccinium oxycoccus que
produce aquí la naturaleza, antes de que sea demasiado tarde, y también se me pagará
por ello después, de otra manera. Siempre he cosechado unos beneficios
inesperados e incalculables por llevar a cabo, aun tardíamente, toda pequeña
empresa que mi genio me sugiriera como algo que hacer, algún paso que dar,
aunque fuera corto, para apartarme del rumbo habitual…
Diarios,
30 de agosto de 1856
Fui a los bosques porque quería vivir deliberadamente, enfrentándome
sólo a los hechos esenciales de la vida, y ver si podía aprender lo que la vida
tenía que enseñar, no fuera que cuando estuviera por morir descubriera que no
había vivido. No quería vivir nada que no fuera la vida, pues vivir es algo muy
valioso, ni tampoco practicar la resignación, a no ser que fuera absolutamente
necesario.
Walden
Creo que está en mis manos alzarme a mí mismo en este preciso
instante sobre el nivel más común de mi existencia.
Cartas a un buscador de sí mismo, 10 de abril de 1853
Aquí estoy, con treinta y cuatro años, y, sin embargo, mi vida
apenas ha comenzado a desarrollarse. ¡Cuánto alberga su germen! Hay una
distancia tan grande entre mi ideal y la realidad, en muchos aspectos, que
podría decir que aún no he nacido.
Diarios,
19 de julio de 1851
No he prestado ningún juramento. No tengo un esquema para
entender la sociedad, la naturaleza o Dios. Soy, simplemente, lo que soy, o
comienzo a serlo.
Cartas a un buscador de sí mismo, 27 de marzo de 1848
Creo en el bosque, en la pradera y en la noche en la que crece
el grano.
«Caminar»
Confío en que se dé cuenta de lo exagerado que soy, que exagero
las cosas cada vez que tengo oportunidad de hacerlo, que apilo el Pelión sobre
el Ossa para alcanzar así el cielo. No espere de mi parte una verdad trivial, a
menos que me encuentre en el estrado de los testigos. Soy tan incapaz de mentir
como usted de gobernar un coche de cuatro caballos.
Cartas a un buscador de sí mismo, 10 de abril de 1853
Un joven conocido mío, que ha heredado varios acres, me confesó
que pensaba que él también debería vivir como yo lo hago, y que lo haría si
tuviera medios para ello. No quisiera en forma alguna que nadie adoptara mi
modo de vivir, pues, más allá de que antes de que aquél lo haya aprendido bien
yo puedo haber encontrado ya otro distinto, prefiero que en el mundo existan
tantas personas diferentes como sea posible, y que cada una se ocupe de encontrar
y proseguir su propio camino y no el de su padre, su madre o su vecino.
Walden
Ansío vivir siempre de manera que obtenga mi satisfacción e
inspiración de los acontecimientos más comunes, de los fenómenos cotidianos, de
forma que lo que mis sentidos perciben hora a hora, mi paseo diario, la
conversación de mis vecinos puedan inspirarme y yo pueda soñar con un cielo que
no sea más que el que se extiende a mi alrededor.
Diarios,
11 de marzo de 1856
Sólo me conozco a mí mismo como entidad humana (el escenario,
por así decirlo, de pensamientos y afectos) y sé que existe una cierta dualidad
en virtud de la cual me mantengo tan alejado de mí mismo como de cualquier otra
persona. Por muy intensa que sea mi experiencia, soy consciente de la presencia
y crítica de una parte de mí como si no fuera parte de mí, sino un espectador
que no estuviera compartiendo la experiencia sino tomando nota de ella, y eso
no es más yo de lo que sois vosotros.
Diarios,
8 de agosto de 1852
Siento que mi vida es muy sencilla y mis placeres, muy baratos.
Alegría y pena, éxito y fracaso, grandeza y mezquindad y, de hecho, la mayoría
de las palabras de la lengua inglesa no significan para mí lo mismo que para
mis vecinos.
Diarios,
18 de octubre de 1856
Durante muchos años fui, por propio nombramiento, inspector de
tormentas de nieve y lluvia, y cumplí fielmente con mi deber, aunque jamás
recibí un centavo por ello.
Diarios,
después del 22 de febrero de 1846
Estoy tan unido a mi forma de pasar el día (necesito unos
márgenes de ocio tan amplios y un guardarropa de prendas viejas tan completo),
que no estoy bien preparado para salir afuera. A veces resulta agradable
quedarse en casa, sentado todo el día sobre un único huevo, en tu propio nido,
aunque al final pueda resultar ser un huevo de mentira.
Carta a Daniel Ricketson, 27 de
septiembre de 1855
Doy muchísimos paseos, en todas las direcciones que marca la
brújula, y conmigo siempre es temporada de cosecha. Voy siempre recolectando
los frutos de estos bosques, campos y aguas, y no me cruzo con nadie ni nadie se
interpone en mi camino. Mi cosecha no es su cosecha. Hoy los veo recogiendo sus
judías y su maíz, y para mí son un espectáculo, pero pronto quedan fuera de mi
vista. Yo no voy a recoger judías y maíz. ¿Creen que no hay más frutos que
ésos? Yo soy un cosechador, no voy recogiendo lo que queda atrás después de la
siega.
Diarios,
14 de octubre de 1857
Cómo vivir, ¡cómo obtener el máximo de vida!, como si tuvieras
que enseñar al joven cazador a atrapar a su presa. Cómo extraer la miel de la
flor del mundo. A eso me dedico todos los días. Me afano en ello como una
abeja. Deambulo por los campos con esa misión y nunca me siento tan feliz como
cuando me noto cargado de miel y cera. Soy como una abeja que pasa todo el
santo día buscando los dulzores de la naturaleza.
Diarios,
7 de septiembre de 1851
Me gusta que mi vida tenga un amplio margen.
Walden
Me siento dichoso. Me encanta mi vida.
Diarios,
1 de noviembre de 1851
Mi vida forma parte del infinito.
Diarios, 15 de marzo de 1852
Tomado de: «Todo lo bueno es libre y
salvaje» Henry David Thoreau.
No hay comentarios:
Publicar un comentario